Graciela García Costero: "La Sagrada Familia", síntesis perfecta entre arte y tecnología

Cuando al arquitecto Antonio Gaudí le preguntaban cuándo estaría terminada “La Sagrada Familia”, solía responder “mi cliente no tiene prisa”. Consciente de que él no viviría para ver su obra concluida, comenzó a preparar el terreno para lanzar un desafío inquietante: las nuevas generaciones deberían tomar la posta y culminar la monumental tarea en la ciudad de Barcelona.
Para facilitar la misión, Antonio dejó maquetas, bocetos y anotaciones que así y todo no eran sencillos de comprender para los arquitectos de la época, sobre todo porque el Maestro catalán no solía hacer planos detallados de sus obras y prefería recrearlas en maquetas e improvisar sobre la marcha.
Un siglo después de avances decepcionantes el arquitecto a cargo del proyecto, Jordi Bonet, tomó una decisión fundamental en 1991: para seguir adelante tendrían que valerse de la informática o el proyecto se estancaría para siempre. Si bien el software de esa época era limitado e incapaz de comprender las superficies conoides de Gaudí, esta apertura tecnológica abrió una puerta clave que hoy es el corazón del proyecto.
“Gracias a la utilización de un software de la NASA y otro de ingeniería aeronáutica, logramos finalizar la obra completa en escala 1:200”, recuerda Jordi Coll, el actual director del Departamento de Proyectos de la Sagrada Familia, y agrega “El siguiente paso es hacerla a escala 1:100 y luego 1:25”.
Para el éxito de empresa, el equipo arquitectónico utiliza impresoras de yeso y programas paramétricos de modelo 3D, que son los mismos que se utilizarán para tratar de reconstruir la antigua ciudad de Palmira, recientemente destruida por el Estado Islámico.
Gaudí diseñó “La Sagrada Familia” en 1882 y a pesar de su increíble talento creativo nunca imaginó que sin el auxilio de computadoras su mayor obra quizás nunca sería terminada. Una excelente ocasión para recordar que existe un arte digital con lógica propia que nunca trasciende la pantalla, pero también la tecnología puede romper las fronteras de lo físico y lo virtual y ayudar a terminar una obra de arte declarada Patrimonio de la Humanidad y símbolo de una ciudad.
¿Qué hubiesen hechos los grandes artistas de la historia con las herramientas informáticas que disponemos hoy? es un hermoso placer imaginativo que nos podemos dar siempre que lo deseemos, pero Jordi Coll nos recuerda “Creo que si Gaudí hubiese tenido acceso a la tecnología de la que disponemos hoy no habría puesto ningún límite y les habría sacado todo el jugo. Habría tomado lo último para ponerlo ‘a tope’. En su época, cuando apareció el hormigón armado, no dudó en utilizarlo”.
En 2026 será el centenario de la muerte del artista y todos los esfuerzos están abocados a concluir la “Sagrada Familia” para esa fecha, momento en que se convertirá en una imponente obra de arte arquitectónica producto de la imaginación de un artista, con una buena dosis de cálculos, fórmulas y algoritmos informáticos.
Graciela García Costero, Directora Ejecutiva de Fundación Proydesa
Roberto Rosler: "Debemos enseñar de forma diferente a los Nativos Digitales para no desaprovechar sus capacidades cognitivas"

“Los cerebros de los nativos digitales aprenden a focalizar la atención velozmente, analizar la información y casi instantáneamente decidir si seguir o no seguir”, expresa el Dr. Roberto Rosler.
Rosler es médico neurocirujano egresado con Diploma de Honor en la Universidad de Buenos Aires y profesor de neurofisiología, neurociencias, neuroanatomía, neurología y neurocirugía. “Los nativos digitales cuando encuentran la información que necesitan, pasan dos segundos o menos en el sitio para luego pasar al próximo sitio. Desarrollan circuitos neuronales hechos a medida para ´chorros´ de concentración rápida e incisiva. Pero mientras los nativos digitales están cableando sus cerebros para ciber-búsquedas de Fórmula Uno, los circuitos neuronales que controlan el aprendizaje más tradicional están siendo ignorados (como por ejemplo, la interacción humana y la comunicación)”.
“Al terminar la secundaria un estudiante ha pasado diez mil horas jugando video juegos, diez mil horas hablando por el celular, veinte mil horas mirando la televisión y ha mandado y recibido más de doscientos mil emails o mensajes de texto. Los nativos digitales aprenden más fácilmente a través de interfaces digitales, ya que las pantallas son más amigables para ellos.
“Para nuestros alumnos, lo digital es una lengua materna aprendida desde la cuna. Las generaciones digitales viven de, para y en la pantalla”, sostiene el médico y continúa: “Si Descartes viviera en el siglo XXI afirmaría ´Facebook, Google, Youtube, ergo sum´. Los docentes deberíamos apurarnos en la adaptación a esta mediamorfosis y en la enseñanza de los nativos digitales porque, como decía la protagonista de Alicia en el país de las maravillas, en un mundo en movimiento, el que se queda en el mismo lugar retrocede".
Según Rosler, la cultura, las formas de transmisión, los criterios estéticos y hedonísticos y el régimen cognitivo, herencia de la educación de la época industrial, son totalmente perpendiculares a la de los alumnos. “Las competencias digitales no se pueden reducir a la lectura y la escritura”, afirma. De aquí comienza a surgir la necesidad didáctica de introducir una interfaz digital para introducir “troyanos” en los sistemas nerviosos de nuestros alumnos: “Estos troyanos serían´ programas maliciosos´ (matemáticas, historia, anatomía, etc.) capaces de alojarse en los depósitos de memoria de nuestros alumnos y permitir el acceso a usuarios externos (los docentes), a través de las interfaces digitales, con el fin de recabar información o controlar remotamente a la máquina anfitriona (el alumno). O sea, ´infectar´ el sistema nervioso de nuestros alumnos con el virus del conocimiento analógico”.
“Creo que uno de los logros que debemos generar es pasar de la clase a la reunión; a través de muchos de los recursos que tenemos podemos crear un cambio enorme organizándolos de forma diferente”, expresa Rosler al ser consultado acerca de si la disposición aúlica tradicional sigue siendo efectiva: “Cuando vemos un aula, vemos un espacio cerrado y aislado del mundo, vemos una figura de pie y unas cuantas figuras sentadas, vemos que las figuras que están sentadas están quietas, sólo la que está de pie puede moverse. En cambio, en una reunión, las personas que acceden a estos recintos entran y salen, la mayoría de las veces porque quieren, no por obligación. Hay ruido, el murmullo de las múltiples conversaciones que, lejos de molestar, nos motivan a participar y el mobiliario facilita la conexión entre los asistentes. Además hay bebida y comida que funcionan como conectores del relax y la diversión muchas veces acompañados por música” .
Por último, consultado acerca de las deudas que hay en nuestro país en materia educativa, el médico explica: “Es necesario adoptar la filosofía de la educación inclusiva; que los docentes nos demos cuenta que la ´vaca sagrada.´(el programa) es solamente una excusa; que dejemos de ser ´cubridores´ de contenido y nos dediquemos a enseñar pensamiento crítico; enseñar para lograr transferencia, para que nuestros alumnos apliquen lo que le enseñamos en su vida real; enseñar en otros espacios fuera del aula y ser conscientes que en el siglo XXI la educación es una educación de frontera, los alumnos están del otro lado de la frontera y no se van a acercar, somos nosotros los que con empatía debemos acercarnos, conocerlos y ver cómo lograr que se acerquen a nuestra frontera”.
"Dread Drops", el movimiento que propone compartir contenido sin internet

Un artista multimedia alemán comenzó en 2010 un movimiento de resistencia a la red. Denominado Dead Drop, propone intercambiar contenido sin necesidad de estar conectados a Internet. ¿Cómo? A través de pendrives colocados en muros. El juego, la resistencia a la Red y la creatividad, fueron las principales motivaciones que llevaron a Aram Bartholl, su creador, a lanzar este movimiento. Los pendrives pueden ser encontrados por azar en cualquier parte del mundo, pero también existe un sitio donde puedes localizar las coordenadas. Actualmente hay más de 1600 dispositivos en el mundo.
"Necesitamos replantearnos la libertad y la difusión de la información", dijo Aram Bartholl a la BBC. El creador asegura en su página web que no es necesario ningún permiso para colocar un Dead Drop en su barrio. Para él “todo el mundo está invitado a instalar cuantos Dead Drops quiera”. Bajo esa afirmación, más de 12 gigas de información se encuentran hoy en día en los dispositivos. Los usuarios comparten cualquier tipo de información: archivos, videos, fotografías o música.
El termino Dead Drop es utilizado en la jerga del espionaje. La técnica es coordinar un lugar para traspasar información sin la necesidad que los espías se encuentren o charlen. Sin embargo, el método de Bartholl no es discreto. Los usuarios enchufan sus ordenadores a los pendrives ubicados en edificios sin la menor intención de esconderse.
Aunque la creatividad y la puesta en marcha del proyecto son ponderables, los peligros son inminentes. El hecho de infecciones en los ordenadores, son bastante frecuentes. Además, al permitir que cualquiera suba la información que quiera, se corre el riesgo de encontrarse con archivos mal intencionados. Sin embargo, su fundador asegura que son los mismos peligros a los que nos enfrentamos cuando estamos en Internet.

