Isla Null: gracias a la tecnología la visitaste muchas veces pero nunca lo supiste

"Me escaparía a una isla paradisíaca donde nadie me pudiera encontrar". Seguro que en algún momento de tu vida, has dicho esta frase -o, al menos, una aproximación- en voz alta. Pues bien, lo que no sabías es que existe una isla que es, posiblemente, la más desconocida y remota de todo el planeta Tierra. Y sí, aunque no lo creas, ya has estado allí, seguramente en más de una ocasión. ¿Su nombre? Isla Null.
Situada en el Golfo de Guinea, a cientos de kilómetros de tierra firme, la Isla Null es uno de los lugares más visitados del mundo. Eso sí, si la busca en un mapa, no encontrara absolutamente nada, salvo agua. Se encuentra localizada en las coordenadas 0ºN, 0ºE o, lo que es lo mismo, en la intersección entre el meridiano de Greenwich y el Ecuador... pero si llegás al lugar exacto no verás nada, salvo una boya en medio del mar.
Pero, entonces, ¿por qué se ha inventado una isla? El GPS es el gran culpable. Se trata de un lugar ficticio, inexistente, salvo para el mundo de la cartografía. Los orígenes de la Isla Null no están claros, pero van ligados con la popularización de los servicios de mapas. Aunque es claro que se dio a conocer a medio mundo a partir de 2011, cuando el servicio Natural Earth la incorporó a su base de datos.
La existencia de esta isla parte de una premisa sencilla: para poder geolocalizar cualquier punto en un mapa, debe de haber un punto de partida. Es decir, un lugar 0-0 desde el que se tracen el resto de puntos en el planeta. Y la elección de ese punto en concreto en el mapa tiene que ver con que la intersección entre el meridiano cero y el ecuador es el punto de partida de World Geodetic System 1984, la cartografía en la que se basa el sistema GPS.
Sin embargo, la gran sorpresa llega en el momento en el que la Isla Null ha pasado a convertirse en uno de los puntos más visitandos del Planeta, junto a otros como la Torre Eiffel, la Estatua de la Libertad o las Pirámides de Egipto. Y, efectivamente, otra vez el GPS es el gran responsable: y es que, cuando realizamos una búsqueda errónea, tratamos de llegar a un lugar inexistente o se produce un error del sistema, nos reubica precisamente aquí. En el 0-0, la Isla Null.
Este lugar inexistente, que no se refleja en los mapas por tener un rango de escala de 1:100.000, se localiza en el mar a través de una boya. Es propiedad de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, y más allá de tratarse de una simple señalización romántica de un lugar que forma parte del imaginario colectivo, su uso es muy distinto: sirve para recopilar los datos meteorológicos de la zona, que son recogidos a lo largo de un año.
Eso sí, la imaginación no tiene límites y, si viajamos por la red, pronto descubriremos toda una batería de merchandising de la Isla Null: gorras, camisetas, tazas e incluso banderas del país, que también cuenta con web propia en internet. Quizá nunca llegues a estar físicamente allí, pero seguro que, a lo largo de tu vida, los registros dirán que ya has estado allí un par de veces. Y, si falla tu GPS, habrás tenido una nueva visita.
Project FI, el arma de Google para patear el tablero de las operadoras móviles

Project Fi aún es, como su propio nombre indica, un proyecto en fase beta, pero sus intenciones, de cara a las operadoras de telefonía, no son para nada inocentes. En el punto de mira están algunos de los privilegios a los que las empresas que nos facturan cada mes por el uso del teléfono se han aferrado con uñas y dientes durante demasiado tiempo. Veamos un desglose breve de los puntos más destacados de la nueva operadora virtual de Google:
- SMS ilimitados, tanto dentro de territorio nacional como desde el extranjero: No está bien cobrar un dineral por enviar un SMS en roaming solo para decir a nuestra familia que hemos aterrizado bien.
- Mismo precio para datos en roaming: Ni descuentos, ni ofertas dudosas. Simplemente el mismo precio si decidimos enviar una foto a Instagram desde París, tuitear desde Londres, o consultar Google Maps en Moscú.
- Anclaje a red asegurado: El tethering o anclaje a red que utilizamos para dar conexión a nuestro portátil a través del móvil es una especie en extinción para las operadoras. Muchas sencillamente lo inhabilitan en sus tarifas prepago. Otras lo limitan. El resultado es que si viajas a otro país, probablemente olvídate de poder conectar el portátil con esa tarjeta prepago que acabas de comprar.
- Tarifa ajustada a lo que consumamos: La tarifa de datos en Project Fi es de 10 dólares el GB con un importe base adicional de 20 dólares. En otras palabras, el precio mínimo es de 30 dólares al mes. La gracia del asunto está en que se cobra por lo consumido, pero no para hacernos pagar necesariamente más. Eso depende de lo que consumamos. Si un mes solo gastamos una cuarta parte de esos 2GB, Google ajustará la factura a la baja en consonancia. Si consumimos más, pues pagaremos más a razón de 10 dólares /GB
- Todos los datos en una aplicación: Probablemente en Google no son los primeros en hacer esto, pero tienen la experiencia como para hacerlo bien. Desde la aplicación de Project Fi podremos chequear el consumo, cambiar de plan, pagar o cualquier otro servicio sin necesidad de lidiar con un teleoperador entrenado específicamente para cansarnos.
Project Fi no está exento de sombras muy oscuras. La primera es el mero hecho de que Google, una compañía que ya ha devorado otros mercados antes empezando por el de los buscadores, decida entrar en el mundo de las operadoras móviles virtuales. Los operadores actuales harían bien en hacérselo mirar porque, por mucho que esté en fase beta y solo en Estados Unidos, Project Fi apunta alto y a nivel global.
También está el tema de que solo sea válido para los Nexus 6. Desde Google explican que el Nexus 6 será solo el primer terminal y que la exclusividad se debe a un sistema de transmisión que permite balancear la carga de datos entre varias redes. En la práctica, lo que están vendiendo es una autopista exclusiva para una marca de coche. Aún hay muchas dudas que despejar en este sentido.
En definitiva, ¿Es Project Fi la panacea de las telecomunicaciones que estábamos esperando? Pues no exactamente, pero ya era hora que alguien diera un golpe en la mesa con el tema del roaming. En la Unión Europea ha hecho falta que Bruselas tomara cartas en el asunto para frenar los desmanes tarifarios de las operadoras con este tema. Fuera de la UE es tierra de nadie.
Cada operadora cobra lo que le da la gana y, a la postre, viajar a otro país supone contratar una tarjeta prepago local o quedarse incomunicado. Google Fi puede ser una revancha largamente esperada.
4 historias que demuestran por qué nunca es tarde para trabajar en IT

¿El programador nace o se hace? Los 'niños programadores' están de moda y cada vez más colegios enseñan código en alguna de sus asignaturas, pero estos conocimientos también se pueden adquirir de adulto. Muchos programadores que hoy trabajan en 'startups' y grandes empresas se reciclaron y cambiaron de camino al descubrir una nueva pasión.
Álvaro: de filología a Oracle
"Estudié filología hispánica e hice el curso de profesor de secundaria pero no me vi capaz de hacer las oposiciones. Comencé
a trabajar en otras cosas como auxiliar administrativo y terminé de comercial en una empresa de venta de materiales de
construcción, justo antes de la crisis del ladrillo".
"No me sentía lleno ni me aportaba nada. A mí me gustaba la informática y la computación desde siempre, yo y en el colegio di
programación básica. Un amigo desarrollador me comentó que en su empresa metían a gente sin experiencia que empezaba desde cero. Sólo tenía que hacer un curso y, si me gustaba y les gustaba, me tomarían casi seguro".
"Era 2007 y tenía entonces 26 años, todavía vivía con mis padres y me pareció el momento ideal. Hice un curso de
administrador básico de Oracle en una academia. Fueron tres meses en los que me dieron lo básico de bases de datos y SQL,
entré en la empresa tal y estuve siete años allí. Ahora estoy en otra consultora".
"Recomiendo que quien tenga unos estudios intente siempre, si le gusta, trabajar de lo suyo; pero que no le afecte si no lo
consigue: mientras seas joven y tengas impulso siempre es buen momento para intentarlo. Yo estoy muy orgulloso de lo que
estudié, pero conozco más casos de gente que ha sido capaz de cambiar y no pasa nada".
Marcos: de la hostelería al FP
"Mi familia ha vivido siempre de la hotelería. Cuando tenía quince años e iba al instituto era bastante 'vago' y me dijeron:
'¿No querés estudiar? Pues al bar'. Estuve casi dos décadas, puse un pub y un restaurante a la vez y al final acabé harto y
lo dejé. Me salió un trabajo de repartidor de café y me metí en el mundo de los comerciales vendiendo gas, luz, telefonía y
seguros".
"Tendría 32 años cuando cambié. Siempre me había gustado la informática, soy el típico que arreglabla las computadoras de los
amigos, y vi un módulo de grado superior de desarrollo de multiplataforma de dos años y me metí. Consistía en desarrollar
aplicaciones, pero el primer día que fui a clase no sabía nada de programación, ni siquiera sabía que iba a programar. Hasta
entonces tenía nivel usuario, ¡no sabía dónde me metía!".
"Estuve un año en una empresa, primero de becario, haciendo experiencia. Ahora estoy fijo en una compañía que desarrolla
'apps' para otras desde hace un año y medio".
"Yo aconsejo a quien le interese que se meta. Me gusta darle al coco aunque es paliza, pero no lo cambio aunque tenga que
trabajar algún sábado"
Jorge: bibliotecario autodidacta
"Yo estudié bibliotecario y documentación, aunque siempre me gustó más la informática. Ahora que lo pienso no sé por qué me
decidí por bibliotecario, si he tenido computación desde siempre y me gustaba más programar que jugar, me decían que no podía ser bueno estar todo el día con el PC. Pero la vida me llevó a trabajar en bibliotecas pero me llamó la atención este mundo
en el que se crean cosas que luego funcionan, me parecía mucho más divertido".
"Soy autodidacta: empecé de pequeño con el lenguaje de programación BASIC en mi Commodore 64. Cuando llegó internet me abrió un mundo y pude aprender por mi cuenta. He hecho cursos, claro. A la velocidad que evoluciona este sector o te formas o te quedas atrás. Tendría unos 29 años cuando entré en mi empresa actual, en la que ahora soy responsable de departamento web y nuevas tecnologías".
"Las tecnologías se actualizan tanto que nunca es tarde para aprender, cualquiera que tenga interés se puede meter. Este
mundo cambia tan deprisa que no hace falta tener carrera ni llevar mil años, aunque yo aconsejo formarse en la medida de lo
posible. En cualquier caso ahora sacan un nuevo lenguaje de programación para hacer 'apps' y el primero que se lo sepa se
convierte en experto".
"Hay que pasar muchas horas delante de la computadoray te tiene que gustar, pero siempre hacen falta programadores".
Pau: de piloto militar a un curso intensivo
"Quería ser piloto militar y estudié programación para ello, pero luego por cuestiones médicas no pude hacer la carrera
militar y empecé ingeniería informática, aunque no la acabé. La verdad es que siempre me había interesado la informática,
desde pequeño, y ya había hecho cursos y formación autodidacta".
"Con treinta años cerré la empresa que tenía, di un giro radical e hice un curso intensivo bastante completo llamado
Ironhack. Consistía en un mes de preparación previa y de otros dos más con horarios de 9 de la mañana a 8 e incluso 10 de la
noche, más un proyecto final".
"En este sector la edad no tiene ningún tipo de importancia: priman sólo los conocimientos, la formación y tu capacidad de
aprendizaje. Dan igual tu procedencia o si has trabajado en un sector u otro, de hecho eso es positivo. Una compañera mía
durante el curso era ama de casa y ahora es programadora en una empresa. Además, el rango de sueldos con la escasez actual es muy bueno, así como las condiciones. No te va a faltar trabajo".
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Fuente: El Confidencial (España)

