cisco40 40x40f oracle40 oracle40 lgo4

"The Imposter´s Handbook": el libro que te cuenta qué cosas tenés que saber para parecer un experto en informática 

portada-imposters-handbook

 

¿Qué es el cálculo lambda? ¿Y la máquina de Turing? Quizá suene a muchos por The imitation game, la película sobre la vida del matemático británico. Pero, tras ver la cinta, ¿darían los conocimientos para tener una mínima conversación sobre informática?

Sobre todo, si se es lego en la materia. Rob Conery se ha encargado de pensar en estas personas que quieren saber un poco más y ha escrito un libro específicamente para ellas.


Se trata de The Imposter’s Handbook: A Primer for Self-Taught Programmers, un manual de más de 400 páginas y varias decenas de dibujos donde este desarrollador estadounidense de software enseña todo lo que hay que saber sobre informática para hacerse pasar por entendido.

Los conceptos de programación se acompañan con diagramas, esquemas o dibujos que facilitan el aprendizaje. El libro, en formato electrónico (aunque se prevé una versión en papel, todavía sin fecha), incluye enlaces para ampliar la información.

Aunque Conery avisa: su manual para impostores no puede sustituir a unos estudios formales. Ni lo pretende. Es más, el libro, según explica, es «el compendio de mi investigación durante un año para rellenar los agujeros de mi conocimiento en informática».

Un servicio que se hizo a sí mismo y ahora pone a disposición de los demás. «Mi meta con este libro», continúa, «es mostrar a los no graduados en informática cuánto desconocen». En cualquier caso, su pretensión no es convertirse en fuente de autoridad, sino elaborar «un sumario conciso de las cosas que deberías saber».

Conery lleva desde el año 1998 dedicándose a tiempo completo al mundo de la tecnología y participando en proyectos open source. Aunque antes fue geólogo, comenzó como administrador de bases de datos tras comprobar lo divertido que le resultaba trabajar con la enorme cantidad de información que generaba en su trabajo anterior.

Después de pasar por empresas como Paypal, ahora se dedica al desarrollo de software, aunque también se está especializando en desarrollo web. Por si esto fuera poco, tiene un podcast, This Developer’s Life, sobre el mundo de los programadores, y un proyecto denominado Big Machine con el que busca crear tutoriales de lo más entretenidos para estos profesionales de la informática.

Él mismo, según cuenta, se había quedado sin nada que decir en algún encuentro con colegas cuando estos se ponían a hablar sobre cuestiones como el cálculo lambda o la notación Big-O. Así, conforme iba aprendiendo cosas nuevas, las iba incorporando al libro.

The Imposter’s Handbook se divide en diez capítulos que van desde las bases de datos hasta los algoritmos. Tampoco podían faltar nociones sobre el diseño de software. Además, todo el código que se recoge en sus páginas está también en un repositorio de Github para que cualquier lector pueda acceder y utilizarlo.

Los conceptos que se manejan en el libro dan para conversaciones de cierto nivel acerca de cuestiones informáticas. Por ejemplo, la notación Big-O, que fue parte del germen del libro al salir durante la conversación con un colega, consiste en simplificar la representación de un algoritmo a la hora de compararlo con otro, usando una gráfica.

Por su parte, el cálculo lambda, que la Wikipedia define como el lenguaje de programación más pequeño, sirve para expresar de forma simple una función computable, es decir, la función mínima que realizaba la máquina de Turing.

¿Y qué es la máquina de Turing? Un ordenador primitivo. Como sabrás si has visto su biopic, este invento del científico y criptógrafo británico Alan Turing fue de gran ayuda durante la Segunda Guerra Mundial y sentó las bases de la computación moderna. Al explicar este concepto, Conery habla del propio origen de los ordenadores tal y como los conocemos hoy en día. Además, honra a este pionero cuya figura fue vilipendiada por muchos de sus compatriotas y que últimamente se ha vuelto a poner en valor.

Según cuenta en el libro, el aprendizaje de Conery comenzó, cómo no, consultando Wikipedia. No porque se fie de lo que se cuenta en sus páginas (que no lo hace), sino porque cree que son buenos puntos de inicio, para después tirar del hilo y navegar por las fuentes que se citan al final de cada entrada.

Luego buscó clases o conferencias impartidas en sitios de postín como el MIT o las universidades de Stanford y Harvard. Ambos centros tienen también cursos en línea gratuitos, como el CS50, que ayudan a conocer las nociones de la programación y la informática; a él, desde luego, le ayudaron en su propósito y, por eso, muchos de esos cursos están enlazados en el libro.

Por si esto fuera poco, Conery también estuvo perdiendo el tiempo, pero de una forma que él define como productiva. Por «cada madriguera de conejo en la que caía» (un juego de palabras con chasing rabbits, ‘cazar conejos’ en inglés pero también ‘perder el tiempo’), por cada nuevo camino que exploraba, se le abrían nuevas posibilidades de seguir aprendiendo.

Para evitar el mayor número de errores, Conery pone todo el contenido del libro bajo revisión de expertos, y aún hoy, cuando The Imposter’s Handbook ya está en preventa (aunque ha generado un intenso debate en Reddit), sigue escribiendo y reescribiendo.

Vía: Yorokubu

¿Cómo fue el ataque DDOS que volteó a Twitter, Spotify y otras webs al mismo tiempo?

ddos

Un ataque DDOS ha conseguido bloquear Twitter y otras webs, pero ¿cómo es posible que los atacantes hayan afectado a tantas webs al mismo tiempo?

Cada vez es más común hablar de ataques DDOS ; sin duda se han convertido en el arma preferida de los que quieren dejar un servicio inaccesible. O simplemente quieren molestar un poco.

Gracias a la cantidad de botnets en todo el mundo, realizar ataques masivos es más fácil que nunca; todo gracias a los ordenadores infectados de usuarios que no saben lo que pasa. 

Un nuevo ataque DDOS que afecta a multitud de webs

Si no sabes cómo funcionan los ataques DDOS, hay que decir que son relativamente simples. Multitud de ordenadores y sistemas se conectan al mismo tiempo a un sólo servidor, lanzando peticiones una detrás de otra.

Por muy buena que sea la conexión y lo potente que sea el servidor, es difícil responder a millones de peticiones al mismo tiempo. Así que el servidor se bloquea, y no puede responder a los usuarios de verdad.

Por culpa de uno de estos ataques DDOS, en las última horas varias webs han permanecido inaccesibles; en el momento de escribir estas líneas aún hay serios problemas en algunas.

En la lista de afectadas nos encontramos a Twitter, tal vez la caída que ha provocado más quejas. Spotify y Soundcloud tampoco han funcionado bien, dejando a millones de usuarios sin música. Incluso servicios como Github han sufrido.

mapad

Cómo un atacante ha conseguido bloquear Twitter y más webs

Un momento, pensarás. ¿Cómo es posible que un sólo ataque DDOS haya tirado tantas webs? Pues porque en realidad el ataque no va dirigido directamente a esas webs, sino a un tercero.

El motivo por el que no hayas podido entrar en estas webs es porque el ataque ha sido sufrido por un proveedor DNS. Cuando te conectas a una web, no te conectas a “www.proydesa.org”, sino que el navegador pregunta a un servidor DNS qué dirección IP tiene esa web.

En concreto, el ataque ha sido dirigido a DynDNS, que es el proveedor de todos los servicios nombrados y más. Aún no hay datos concretos de la magnitud del ataque, pero probablemente será bastante importante. No todos los días se tira abajo una estructura como esta, que afecta a tantísimas webs.

Lo curioso es que, dependiendo de dónde vivas, puede que este ataque no te haya afectado. Eso es porque las peticiones han ido a parar a otro servidor; así que puede que puedas visitar algunas webs, y otras no.

Las predicciones tecnológicas más desafortunadas de la historia

telejono

La radio no tiene futuro. Las máquinas voladoras que pesan más que el aire son imposibles. Se demostrará que los rayos X son un engaño”, enumeró el genio británico William Thomson, más conocido como Lord Kelvin, en 1899. Como ya sabemos, ninguna de estas predicciones llegaría a cumplirse. Por desgracia, el vaticinio que realizó Guillermo Marconi en 1912, en la revista 'Technical World', tampoco: “La llegada de la era sin cables hará que la guerra sea imposible, porque hará que la guerra sea ridícula”. Ojalá no hubiera errado.

Son sólo dos de los más conocidos ejemplos de predicciones tecnológicas que demostraron ser absolutamente erróneas. Pero hay más, muchas más.

La idea de viajar al espacio, rezaba en un editorial 'The New York Times' en 1920, “reniega de una ley fundamental de la dinámica, y sólo el doctor Einstein y su docena de elegidos, tan pocos y tan aptos, pueden permitirse hacer eso”. Aún más contundente al respecto se mostró en 1957 el pionero estadounidense Lee De Forest, inventor del tubo de vacío: “Me atrevo a afirmar que tal viaje hecho por el hombre jamás ocurrirá, independientemente de todos los avances futuros”. Los más fanáticos de la conspiración lunar podrán decir, tal vez, que esta predicción aún tiene visos de ser cierta.

“¿Quién demonios quiere oír hablar a los actores?”, se preguntaba en 1927, en pleno auge del cine mudo y ante el surgimiento del sonoro, Harry Warner, uno de los fundadores del imperio cinematográfico que lleva su apellido. En la misma línea, Darryl Zanuck, que estaba al frente de los estudios 20th Century Fox, vaticinó en 1946 lo siguiente acerca del televisor: "La gente se cansará pronto de mirar a una caja de madera cada noche".

Las suyas no son las únicas aseveraciones cortas de miras acerca del avance tecnológico que se atribuyen a prohombres del pasado siglo. Se suele decir que Thomas Watson, presidente de IBM, cargó en 1943 contra los primitivos ordenadores, todavía entonces del tamaño de una habitación más bien grande. “Creo que hay mercado para unos cinco”, parece ser que dijo —aunque para algunos se ha sacado de contexto la frase y para otros es sencillamente falsa—.

Hasta el inventor del aparato más omnipresente en nuestras vidas, el ingeniero de Motorola Martin Cooper, dudó de la repercusión de su obra. "Los teléfonos móviles no remplazarán de ningún modo a los sistemas locales de cable", dijo en 1981. “Incluso si miras más allá de nuestras vidas, no serán lo suficientemente baratos”.

Del puño y letra del mismísimo creador del protocolo Ethernet, Bob Metcalfe, salieron las palabras más desafortunadas acerca de la Red de redes. “Predigo que internet se convertirá pronto y espectacularmente en una supernova y que colapsará de forma catastrófica en 1996”, dejó por escrito en la revista 'InfoWorld' a finales del año previo.

En noviembre de 2004, Robert McHenry, antiguo editor jefe de la prestigiosa Encyclopædia Britannica, se mofaba de la web que pronto sería no solo una competidora, sino también el último clavo en el ataúd de los viejos compendios ilustrados. “El usuario que visita Wikipedia para aprender sobre algún tema” -decía- “está en la posición de quien visita un baño público. Tal vez es obvio que está sucio, por lo que sabe que ha de tener mucho cuidado, o quizá parezca aceptablemente limpio, por lo que puede caer en una falsa sensación de seguridad. Lo que ciertamente no sabe es quién ha usado las instalaciones antes”.

Al año siguiente, uno de los fundadores de YouTube, Steve Chen, admitía albergar ciertas dudas sobre el porvenir de su proyecto. "Sencillamente no hay tantos vídeos que me interese ver", decía humildemente. Suerte para él que cientos de millones de internautas discreparan.

El más carismático y controvertido líder de Microsoft, Steve Ballmer, no tuvo la misma fortuna con sus declaraciones sobre el iPhone. En 2007, tras el anuncio de la manzana mordida, se burló públicamente del “teléfono más caro del mundo”. En su opinión, estaba condenado a ser un fiasco “porque no tiene teclado, lo que lo convierte en una no muy buena máquina de mandar emails”.

“Ahora mismo nosotros estamos vendiendo millones y millones y millones de teléfonos al año”, alardeó. “Apple está vendiendo cero”. A su favor hay que decir que no fue el único que le restó importancia al invento de Steve Jobs y los suyos. Según se cuenta, Mike Lazaridis estaba en su casa, ejercitándose en su cinta de correr, cuando vio por primera vez el iPhone en la tele. Había algo en aquel nuevo dispositivo que no le cuadraba. Era como si Apple hubiera metido un Mac dentro de un móvil. No tenía sentido.

La diferencia es que Ballmer siempre iba un paso más lejos. También en varias ocasiones disparó con balas de fogueo contra Android, su otro gran rival en la batalla por el trono de los smartphones. En 2011, por ejemplo, cargó contra lo supuestamente complicado que era utilizar los móviles con el sistema operativo de Google. “No necesitas ser un ingeniero informático para usar un teléfono con Windows, pero sí para usar uno con Android”, afirmó.

Seguro que ahora mismo hay alguien célebre, en algún lugar del mundo, diciendo que la inteligencia artificial será un fracaso (o que las máquinas dominarán el mundo), que la realidad virtual ya ha fracasado no-sé-cuántas veces o que la promesa de los coches voladores jamás será cumplida. ¿Tendrán razón? Probablemente no. A toro pasado parece muy sencillo, pero hablar sobre el futuro cuando todavía no ha llegado siempre es peliagudo.

Cursos disponibles
Inscribite hoy mismo!
Cableado Estructurado de Datos
Inicia: 10/11/2025
Online | Intensiva
Inteligencia Artificial y Ciencia de Datos
Inicia: 12/11/2025
Online | Regular
CCNA 1 v7: Introduction to Networks
Inicia: 15/01/2026
Online | Intensiva
CCNA 2 v7: Routing, Switching and Wireless Essentials
Inicia: 15/01/2026
Online | Intensiva
CCNA 3 v7: Enterprise Networking, Security and Automation
Inicia: 15/01/2026
Online | Intensiva
ver todas